miércoles, 26 de octubre de 2011

GÖBEKLI TEPE. 1


Göbekli Tepe (Turquía). ¿El templo más antiguo del mundo?

John Berger se asombraba de que en la gruta de Chauvet (15.000 años más antigua que Lascaux o Altamira), en el sureste de Francia, el arte naciera como un potrillo, que sabe caminar inmediatamente, llegando a la conclusión de que el talento para crear arte nace a la vez que la necesidad de crearlo.

He tenido la misma reacción de asombro al conocer el sitio arqueológico de Göbekli Tepe, en el sureste de Anatolia (Turquía). Localizado en un cerro, junto a uno de los arroyos que alimentan al Eúfrates, ocupa una colina de 300x300 m y está siendo excavado por el Instituto Arqueológico Alemán desde 1995. Han detectado dos fases constructivas:

  • Nivel III, con 4 “templos”, estructuras circulares y ovales de más de 10 m de diámetro, construidos con varios muros de piedra concéntricos, con pilares de caliza de hasta 6 m de altura y forma de T, fechados en torno al 9.140 - 8.820 cal BC.
  • Nivel II, con estructuras rectangulares de similar factura, fechados en torno al 8.240 - 7.380 cal BC.

Tienen en común que contienen inquietantes grabados y relieves de buitres, grullas, patos, leones, jabelíes, escorpiones, asnos, serpientes, etc. ¡Y todo ello construido por cazadores-recolectores!

Este estupor se explica forzando un poco la 8º tesis de Filosofía de la Historia de Benjamin, a la que podemos hacer válida tanto para el presente como para el pasado, diciendo que "no es en absoluto filosófico el asombro acerca de que las cosas que estamos observando sean «todavía» más antiguas de lo que pensábamos. No nos aporta ningún conocimiento, a no ser éste: que la representación de historia de la que procede no se mantiene".

En efecto la idea de historia en que se basa está dominada por el progreso unidireccional y todo lo que no tiene que ver con ese evolucionismo más o menos simplista nos pasma.

El esquema histórico que Göbleki Tepe viene a hacer astillas es muy simple. Antes de la última glaciación (12º milenio cal BC) las muy favorables condiciones ambientales del Creciente Fértil permitieron que sus pobladores se asentaran en aldeas sedentarias, sin dejar por ello de ser cazadores-recolectores. Durante la última glaciación (Dryas Reciente hace entre 10.700-9.600 Cal bC), se produce un cambio en dichas condiciones ambientales que provoca que los cereales silvestres fueran mas escasos y la fauna más esquiva, lo que favoreció que sus habitantes adoptaran los cultivos (cebada, trigo, centeno) y domesticaran el ganado (perro, oveja, cabra, cerdo y vaca), todo eso en torno al 10º y 9º milenio cal BC. De este modo aumentó el número de habitantes en los asentamientos, se vieron obligados a organizarse medientes gobernantes y sacerdotes, y, con el tiempo, se crearon ciudades, palacios y templos.

Lo malo es que este esquema simplista lo sustituye, por ahora, con otro igualmente simple y erróneo. Según sus excavadores Klaus Schmitd y Joris Peters, Göbekli fue construido por un pueblo que no conocía la agricultura ni la ganadería, en una época ignorante del uso del metal y de la rueda, y que no disponía de animales de carga para el acarreo de los megalitos. Pero lo admirable para ellos es que "la civilización es un producto de la mente humana", es el "sentido humano de lo sagrado lo que ha dado origen a la civilización".

O sea que la civilización, ese concepto imperialista, no es fruto de la adaptación al medio, ese planteamiento funcionalista, sino de la mente humana, idea más que extraña si aceptamos que la cultura, en general, es fruto de la mente humana, y especialmente la cultura material simbólica, que es de lo que estamos hablando. El miedo a lo desconocido y la curiosidad (origen del arte y de las creencias de las que es epifenómeno) no nacen en Göbekli Tepe, ni siquiera en la Cueva de Chauvet 20.000 años antes, sino que forma parte del entramado de pensamientos y sentimientos que conforma nuestra conciencia, y posiblemente estuviera en nosotros desde que surge la especie con Omo-1 hace 200.000 años.

Lo que hace a Göbekli Tepe especial es que este lugar de reunión estaba construido, y construido en piedra. Y este es su principal aporte, porque las comunidades paleolíticas ya disponían de lugares sagrados como Chauvet o Altamira, y en ellos representaban animales -como en Göbekli Tepe; y el grabado, el altorrelieve o la escultura eran técnicas conocidas, tenemos las venus paleolíticas o los propulsores tallados en piedra y hueso para probarlo. Pero inventaron la arquitectura monumental en piedra y la exitosa vinculación de grabados y esculturas a ella, tradición que ha perdurado hasta el siglo XX dC.

Pero es falso que Göbekli Tepe fuera un unicum, por ahora es la construcción megalítica más antigua del mundo, pero estructuras rituales comunales durante el Neolítico Acerámico no son tan raras, las encontramos en los asentamientos de Hallan Çemi, Jerf el-Ahmar, Tell ‘Abr 3, Dja’de el-Mughara, Nevali Çori, Çayönü ... Bien es cierto que sin la monumentalidad de Göbekli y sin el uso exclusivo como santuario, que hacen que el sitio sea especial, seguramente el lugar que una tribu eligió para realizar sus rituales de agregación social.

Las comunidades del neolítico acerámico (PPN) del oriente medio han sido interpretadas como pequeñas y autosuficientes, incapaces de reunirse para realizar ningún ritual ni, por supuesto, obras de envergadura. Sin embargo está demostrado el almacenaje, la sedentarización y la concentración poblacional entre cazadores-recolectores y más aún entre comunidades neolíticas, y es lógico que entre las comunidades del PPN que compartían paisaje, debía haber periodos en los cuales se reunían para intercambiar (personas, derechos o bienes), realizar ritos o disfrutar de las fiestas. Esto se hacía en el marco de la tribu, con la que compartía lengua y creencias y no era extraordinario: eran capaces de reunirse en número suficiente para arrastrar los enormes pilares de 16 toneladas, tallarlos con cierta destreza (especialistas a tiempo parcial) y realizar los rituales para los que estaban destinados.

Hay quién discute que desconocieran la agricultura (Cedric Bodet) y considera imprescindible ese conocimiento para que Göbekli fuera posible, y también discute que fueran templos, a los que no concibe antes de la creación de los dioses por las elites para sustituir al “antepasado de referencia”, cosa que se produce en las ciudades y en la Edad del Bronce. Su propuesta tiene consistencia con la importancia que los pueblos del Neolítico Acerámico dan a las relaciones de reproducción que regulan el acceso a las mujeres, esenciales para asegurar la descendencia. Él ve que los sistemas de parentesco de la época necesitaban dividir los poblados (las comunidades) para evitar el incesto, y esto es lo que se simboliza con los dos pilares en el centro de los “templos” donde se representa la estructura social.

Esta es una interpretación pero hay más. En los relieves de cada uno de los 4 templos de la fase III, la representación de un animal es dominante, así la iconografía del Recinto B es dominante el zorro, en la del Recinto C el jabalí y en la del recinto D el zorro y la serpiente. Esto se ha puesto en relación con la posible procedencia de los clanes que se reunían en Göbekli Tepe. También se han defendido que eran rituales de caza, o que los animales representaban a los espíritus y así se modelan como totems, o bien que la iconografía muestra a los antepasados y en el templo se veneraba a los ancestros.

Lo cierto es que el desconocimiento de su función o más bien la incapacidad para averiguar que representan las figuras, da alas a los freekis, de manera que, por ejemplo, en una elaborada página web encontramos que las imágenes de animales se interpretan como constelaciones: el escorpión es acuario y varias estrellas más, el jabalí es la osa mayor, el buitre es pegaso, etc. (¡¡). En fin todo un recital de cómo el principio de semejanza opera sin sonrojarse y con las mismas mimbres que la magia consigue los mismos cestos.

Los arqueólogos sufren muchas presiones para poner el sitio arqueológico a disposición del gran público, y planteamientos como los que se hacen (nacimiento de la religión y demás pamplinas) no ayudan a relajar la situación, trayendo a colación temas como que Abraham nació, según la tradición musulmana, en Sanliurfa (antigua Edesa, ciudad más cercana al “templo”) y esto se pone en relación con el sentido religioso de Göbekli.

Ya que en este mundo manejado por los disparates de los media, el oportunismo de los políticos y el fanatismo de los creyentes no se va a poder hurtar el sitio a las interpretaciones más peregrinas, es fundamental situar el problema donde realmente importa: la investigación y conservación de las estructuras arquitectónicas más antiguas del mundo (11.500 años).


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